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lunes, 28 de mayo de 2012

Relato #1: "Parodia de Barrio Sésamo"



Vale, que no os deje engañar el título... Bueno, sí, engañaros, porque es una parodia de Barrio Sésamo, pero no creáis que todo va a ser tan gracioso como lo parece. Espero que os guste.


Era una mañana de domingo y el sol acariciaba todas las nubes a su alrededor y se deslizaba sobre todas las casas de Barrio Sésamo.
Epi se levantó temprano para hacerle un delicioso desayuno a su media naranja: Blas.
Hacía días que le inquietaba. No sonreía, no salía la calle... En la luna de miel, cuando Blas perdía al parchís se enfurecía; pero ahora, ni se inmuta ni siquiera cuando Epi le canta las cuarenta.
Así que se preparó cuando vio a Blas aparecer por la cocina.
-Ya está bien, Blasito, me tienes en ascuas. Últimamente te noto muy distante y tengo miedo de que esto afecte a nuestra relación.
-No, no es nada de eso, Epitín, es que... Tengo un secreto que he de guardar, y cada vez que pienso en él, me duele el corazón.
-Pero, Blas... Aquí estoy para lo que quieras, puedes contármelo y así tu dolor será menor.
-Está bien... Coco está enamorado de Elmo.
-Espera... ¿Coco? ¿Nuestro Coco? ¿El hermano del monstruo de las galletas? Y... ¿Qué pasa? ¿Qué hay de malo?
-Resulta que Elmo le ha partido el corazón diciéndole que a él no le gusta y ahora Coco está tratando de ponerle celoso con Espinete.
-Pero si Espinete está con la Gallina Caponeta.
-¡Era una una coartada, un engaño! En realidad está con Don Pimpón, pero no quería que nos enterásemos.
-Coco está por Elmo, Elmo no le quiere, Coco le pone celoso con Espinete, pero Espinete está con Don Pimpón... ¿Y él no sabe nada de esto?
-Me temo que no. Y todo debe seguir siendo un secreto.



***

Don Pimpón se llevó la mano al bolsillo, preocupado. Sí, llevaba el dinero. Ya se estaba imaginando la cara de sorpresa que iba a poner Espinete cuando viera el pack de las 6 temporadas completas de How I Met Your Mother. Se pondría muy contento.
Iba de camino hacia el centro comercial cuando vio saliendo del cine a Espinete y a Coco cogidos de la mano.
¡No podía creerlo! "Tranquilo, Pimpón, seguro que tiene alguna explicación", se acercó a ellos para sacarles la verdad.
-Muy bien, ¿qué es todo esto?
-Jo, tío, ni que fueras su novio -se rió Coco, haciendo que Pimpón se pusiera colorado.
-Pues mira, Coco y yo hemos ido a ver una película y a él le ha asustado, así que para que no se cayera del susto, le he cogido de la mano.

***

-¡No creo que pueda seguir haciendo esto! -dijo Espinete soltando con desprecio la mano de Coco- Una cosa es poner celoso a Elmo, ¡qué ni siquiera está aquí! y otra es ir al cine y ponernos en la última fila mientras me susurras cosas extrañas en el oído, en serio tío, relaja la raja, me pones histérico.
-Oye, esto tampoco está siendo fácil para mí, solo quiero poner celoso a Elmo.
-¡Pero que se ha ido a Cuenca!
-Mira, que más da, cuentaselo a Caponeta, ella lo entenderá, me conoce, sabrá que solo intentas ayudarme...
-Mira -dijo Espinete tratando de cambiar de tema-, salgamos de aquí, ¿de acuerdo?

***

-Y por cierto, Epi, ¿ahora tú me vienes con el rollo de distante? ¿y qué pasa contigo? Cuando ganabas al tute, saltabas como King Kong, ahora solo me cantas cuarenta y te vas a jugar al Mario Kart. ¿Qué te pasa?
-Es que... Tengo un secreto que si te cuento, puede destrozarnos, toda nuestra vida para siempre.

Blas se puso nervioso, pensando en la posibilidad de una vida que no incluyera a Epi en ella. Sería una vida de angustias y tristezas, sin nadie a quien abrazar, sin nadie a quien amar.
Le abrazó con todas sus fuerzas, esperanzado con quitarse esos temores del cuerpo.
Le miró a los ojos.
-Pues contarme lo que sea, ahora estamos más unidos que nunca.

Epi respiró fuerte y oprimió todos sus temores y susurró a Blas:

-Estoy embarazado.

***

Se pararon en la acera de enfrente de la casa de Espinete. Coco le cogió la mano y le miró.
-Todo esto es una excusa.
-¿Qué... quieres decir?
-Al principio quería poner celoso a Elmo, ese estúpido logotipo de Special K, pero luego, cada vez que hacíamos cosas juntos, me empezaste a caer genial y creo que... me estoy enamorando de ti.

***

-Oh dios, oh dios, oh no... Nononononono... Epi, no puedes hacerme esto, no, no no no no no.

Blas estaba dando vueltas y vueltas tratando de pensar, pero aquella idea le retumbaba en la cabeza. Por fin se sentó, apoyando los codos en las piernas y sujetando su cabeza con las manos...

-¿Estás seguro?
-Sí, me lo dijo Mister Potato tras recibir la licencia de médico.
-No me fío de ese tipo, es el guionista de los anuncios de Línea Directa. Lo mejor será ver a Pimpón, es médico, créeme, me curo mi torticulis.

Se dirigieron a la puerta en busca de la ayuda de su amigo. Blas no le miró a los ojos en ningún momento.

***

Don Pimpón salió del centro comercial tras haber visto el fabuloso espectáculo de Robin Sparkles.
6 temporadas y un autógrafo de la mismísima ¡Robin Sparkles!... Iba a ser un magnífico regalo para su querido erizo. Se dirigió a su casa.

***

-¡Tienes que estar de coña! ¿Estas citas eran mentira?
-Es que... -se sonrojó Coco- eres simpático, gracioso, atractivo... ¡Y te pareces al famoso de la tele!
-¿Qué famoso?
-El erizo de Génesis, por supuesto.






Epi estaba totalmente preocupado por Blas, iba con paso fuerte y largo y mirada enfurecida llena de odio desde que le contó al noticia. Entraron en la calle de su amigo doctor.






Don Pimpón sacó la llave de su humilde casa, pero las llaves cayeron y rodaron hasta la acera. Suspiró, lleno de cansancio y caminó hacia ellas, se agachó a cogerlas y cuando levantó la mirada, los vio.


-Mira. No quiero estar contigo, me mentiste y eres despreciable.
-Pero yo te amo -confesó Coco.
-Yo tengo mi vida, tú no estás en ella, búscate la tuya.

Espinete se marchó con paso decidido, pero Coco le cogió la mano con fuerza, tiró hacia él y le besó con fuerza.



-Blas, quizá deberíamos hablar de esto antes de nada. Yo solo quiero estar contigo, sin importar lo que...

-Mira Epi -se dio la vuelta interrumpiéndole- Cuando era pequeño, mi padre nunca me quiso, me odiaba, él creía que era un monstruo que destrozaría nuestra vidas. Fui un error y un punto negro en su vida.
Íbamos un día paseando y jugando por el parque cuando se me escapó el balón por la calle, caminé tras él mientra un coche se me acercaba a mí. Mi madre chilló mientras corría para salvarme. Murió. Mi padre la sostuvo en sus brazos, con su rostro ensangrentado hasta que el corazón dejó de latirle. Nunca me perdonó, yo era el culpable de aquello, de la muerte del ser que más amaba en todo el mundo... Me abandonó en las pobres y mugrientas calles de Barrio Sésamo y me tuve que criar sólo. -una lágrima rozó el rostro de Blas y Epi se estremeció con inquietud y compasión al nunca haber escuchado aquella historia antes- Y no sé lo que pasará si nos sucediera lo mismo.
-Nunca nos pasará. Te lo prometo.

Epi se lanzó a Blas para darle un abrazo mientras éste temblaba llenando sus ojos de lágrimas.



Coco enredó sus dedos en el pelo de Espinete. Él intentó escapar de allí, pero se lo impedía.



Don Pimpón dejó caer la bolsa con el paquete envuelto que había comprado especialmente para Espiente, el mismo Espinete que estaba besando a otro, el mismo Espinete que le había prometido amor todos los días de sus vida, el mismo Espinete que le hacía el desayuno todos los días, el mismo Espinete... con el que veía How I Met Your Mother acurrucaditos en el sofá mientras comían palomitas de mantequilla.

Con el sentimiento de odio y pena luchando entre sí interiormente en el corazón de Pimpón, él se enderezó y fue directo hacia la acera de enfrente para reprocharle todo lo que había sentido esos largos años.



-Blas... -se separó algunos centímetros para mirarle a los ojos- sé que estoy embarazado, de hecho, estoy completamente seguro. No sólo fui a ver a Mister Potato... Fui a ver a Jack Shepard, a @saramorin18 y a @ClaudiaCor_ ... Es seguro.

Ya estaban en la casa de su amigo.



El chirrido de las ruedas de la furgoneta sacó a todos de sus pensamientos. Se acercaba rápidamente, rozando el vuelo, hacia Don Pimpón.

Blas se quedó mirando, no podía reaccionar... Otra vez aquello.

Epi corrió hacia Pimpón, le estuvo chillando, pero él seguía terriblemente enfurecido. Sus pensamientos eran más fuertes que el sonido tan cercano de la muerte.

Epi saltó hacia su amigo, empujándole más allá del asfalto y notó un fuerte dolor en el costado, producido por el golpe del coche.
Su cuerpo voló varios metros por encima de la carretera y al aterrizar, dio varias vueltas, su cara chocaba contra la calle, sus brazos estaban ensangrentados, sus piernas destrozadas y su espalda inamovible.

Blas corrió como nunca lo había hecho, lloró como nunca lo había imaginado y recordó como nunca lo había temido.
Se acercó al pesado cuerpo de Epi y le acarició la cara, sucia y ensangrentada.

-Epi...
-Blas, lo siento.
-¿Por qué?
-No querías que sucediera esto, yo prometí que no pasaría y he roto mi promesa. Lo siento.
-No, no lo sientas ahora, porque el mes que viene, cuando vayamos a Cuenca a visitar a nuestro amigo pelirrojo, deberás disculparte por no haberle visitado antes. No lo sientas ahora, porque dentro de nueve meses, deberás disculparte por haber pintado la pared de nuestro niño rosa. No te disculpes ahora, porque dentro de veinte años deberás disculparte por haber tirado mi dentadura a la basura. No te disculpes ahora, porque todavía te quedan muchos momentos y errores por los que arrepentirte.

Epi sonrió y una lágrima cayó cuando sus ojos se cerraron. Para siempre.

Blas se arrodilló y se abrazó a su cuerpo, como nunca lo había hecho en su entera vida. De sus ojos brotaron lágrimas, llenas de sufrimiento que jamás había sentido y amor por el que jamás había luchado. Pero esas lágrimas no taparon el último susurro de Epi:

-Lo siento.




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